La propuesta consiste en ubicar Comala y Luvina, ambas producto de la ficción de Juan Rulfo, dentro de un enclave imaginario, que bien pudiera ser el mismo en el que enclavar los reinos de La divina comedia de Dante o la mítica Babel. Además, situar la casa de El caballo de Turín, película de Bela Tarr, en las proximidades de Comala, como si de un mismo corpus geográfico-literario se tratara.
En mi caso, decido ampliar este encuadre empezando por una escala mayor: un mapamundi de ficciones, seguido de varios mapas complementarios alusivos a la literatura, de un cuya índole ficticia y muda dota más misterio que aclaración.
Prosigo jugando con el carácter equívoco y dual de lo ficticio para representar Comala con la cartografía de Pompeya, pero también de Mirny, ambas ciudades en ruinas, abandonadas, cercanas a un agujero enorme y temido, puertas del infierno.
En un tercer acercamiento, se plantea la casa de Juan Preciado en la misma Comala, como si fuera un viaje circular dentro del mismo universo literario. Esta casa debe ser una vivienda singular de la Arquitectura del Siglo XX. Mi elección se centra en la Casa Vanna Venturi, que, aparte de ser una obra bastante peculiar, el hecho de que Robert Venturi la diseñase para su madre, y la relación que tenía con ella, me produce cierta extrañeza. Como el acto para el que ha de ser diseñada esta casa es el momento en el que Juan Preciado se despide de su madre en el lecho de muerte, me parece una elección adecuada, adaptándo su programa de usos a dicho requerimiento.
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