martes, 11 de diciembre de 2012

Eco-Sci-Fi 3: The Day of the Triffids

La obra cumbre del escritor inglés John Wyndham, El día de los Trífidos, nos sumerge de lleno en mundo apocalíptico muy particular donde, como en las mejores novelas del género (y esta es una de ellas) la trama se enfoca casi directamente en las reacciones y emociones humanas, en esa eterna cuestión de qué nos hace humano, y si el paradigma de nuestra especie es bondadoso, cruel o pragmático. 
Modificando mis anteriores palabras, es totalmente plausible tachar lo de “genero”, ya que todas las mejores novelas de la literatura dan en el clavo de lo que es ser humano y exploran sus límites, no hace falta irse a los ejemplos de la ciencia ficción. El “casi” es el medio en el que transcurre la novela, esas diferencias sutiles entre ese mundo y el nuestro.
El protagonista, un biólogo llamado Bill Mansen, despierta en un hospital tras una operación óptica, encontrándose de lleno en un mundo diferente, un mundo donde todos los demás están ciegos. Este arranque, tan homenajeado posteriormente, en títulos como 28 Days Later o The Walking Dead, es uno de los iconos de esta novela.
La curiosidad humana es la causa de esta situación: Todos los seres humanos del planeta, sea directamente o por televisión, han estado atentos a un acontecimiento astronómico inaudito: El paso cercano de un meteorito provoca un fogonazo de luz verde que los deja a todos ciegos. 
La verdadera naturaleza del meteorito es puesta en entredicho durante la novela, si bien la verdadera razón jamás es conocida: las diferentes teorías, concordes a la época en que se sitúa y se escribe, pasan desde un arma secreta rusa hasta la invasión de extraterrestres.
Quizás, dichas teorías no anden lejos de la realidad. El meteorito no es producto de un ataque, ni son seres extraterrestres los invasores. El giro que da la novela nos muestra la crudeza  del Darwinismo en su más cruel y extremo ejemplo.  Los Trífidos, plantas modificadas genéticamente en laboratorios soviéticos para ser cosechadas por su aceite y así sustituir a la gasolina (la crisis del petróleo estaba al acecho en esa época), aprovechan la situación evolutiva para imperar sobre los humanos. Libres de la vigilancia y el control de sus creadores, los Trífidos pueden campar a sus anchas por toda la geografía, sobre todo en zonas boscosas y con acuíferos, el reino contrario al del ser humano, hecho de hormigón, asfalto y vidrio: las ciudades.
Los trífidos miden poco más de dos metros de alto, tienen un aguijón venenoso con el que pueden cazar a sus presas, por lo que tienen una dieta carnívora, y son capaces de desenraizarse y moverse a voluntad. Al no poseer órganos visuales, los trífidos toman una importante ventaja frente a los humanos cegados. 
Pero los trífidos no son sino la amenaza de fondo de esta historia: son los propios humanos, en el intento de su supervivencia, los que crean las situaciones de mayor dramatismo y ambigüedad moral. Pronto Masen y otros videntes tendrán que elegir entre cuidar a los ciegos, sobrevivir por su cuenta, huir de las ciudades o esconderse en edificios atrincherados. Los sistemas sociales son puestos en prueba, como un hipotético feudalismo,  e incluso la idea de la familia y de las relaciones son puestas en entredicho. 
Es sólo al final de la novela cuando el problema de los Trífidos se hace patente como el más grave. La mayoría de sistemas fracasan ante la predominancia de estos seres vegetales. Sólo aquellas islas alejadas del continente pueden sobrevivir a la invasión de los Trífidos.
Alejándonos de la trama, podemos ver como la novela indaga en la manipulación genética en beneficio de los humanos, sin una preocupación biológica y medio ambiental del acto. En las especies invasoras que alteran los ecosistemas cerrados, así como los cambios que se producen en ellos (la novela cuenta que, en poco tiempo, la vegetación y la fauna se apodera de las ciudades y carreteras). El problema energético de los combustibles fósiles también es mencionado, puesto que los Trífidos son la supuesta solución para la falta de petróleo,  aunque para ello haya que cultivar grandes extensiones en Sudamérica o África, lo que también supone una modificación brutal de  los territorios en superficies cultivables (como la desaparición de los desiertos o las talas de las selvas).
En el ámbito sociológico, la paranoia del ser humano, sobre todo en el tiempo de la novela, directamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, es puesta en relieve. Los británicos piensan que el causante  es la Rusia soviética, el bloque enemigo de la guerra fría, pero creen que no deben preocuparse porque “los americanos llegaran”, creyendo que volverán a salvarles como lo hicieron en la anterior guerra, ya que son la punta del bloque capitalista. El poder de los medios de comunicación, que provocan que todos estén contemplando un mismo fenómeno, el derrumbe de la sociedad al cambio de un paradigma y por el egoísmo de la supervivencia, todo ello explora las claves del ser humano.
Todo ello en vano, pues el mañana será el día de los Trífidos.

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